Saltar al contenido

KATSIKAS, GRECIA

buro bala

buro bala

katsikas, grecia

Este proyecto nace de la colaboración entre tres organizaciones, KOIZ, Habibi.works y Maika´i projects durante tiempos de pandemia y la idea se trabaja durante un año hasta que se hará realidad en mayo de 2021 cuando emprendamos nuestro viaje a Grecia.

Objetivos

  • Construir una estructura techada que contenga paredes de Boulder y un espacio interior para realizar actividades físicas cubiertas de las fuertes lluvias y el sol.
  • Crear una comunidad entre locales griegos y personas refugiadas del campo a través de la escalada.
  • Formar a personas del campo para llevar a cabo ejercicios y actividades de escalada en el rocódromo.
  • Involucrar a las personas refugiadas en el desarrollo y mantenimiento del proyecto tanto en la construcción como en la impartición de las clases de escalada.
  • Establecer un flujo de voluntarios para mantener la continuidad del proyecto y realizar salidas de escalada en roca con las personas del campo.
  •  
  • nunca de brazos cruzados

    La pandemia mundial del siglo XXI se encontraba en su punto máximo de expansión y la mayoría de las actividades económicas o de ocio se vieron paralizadas, manteniéndonos a los ciudadanos en un prolongado confinamiento. Cómo no, Maika’i no iba a ser la excepción a la norma, realizando proyectos presenciales y de ámbito internacional; por lo que nuestra segunda visita a Uganda tuvo que suspenderse.

    Trás asumir la situación, decidimos no quedarnos paralizados en lo que a Maika’i respectaba y pensamos que era un buen momento para darnos a conocer en las redes sociales. Entonces, sacamos a la luz un Challenge que tuvo una acogida inesperada en Instagram y dió a conocer un poco más nuestra causa entre la comunidad escaladora de España, pero no esperábamos que fuera el momento de dar con la oportunidad de realizar un segundo proyecto en territorio europeo.

    Una mañana de confinamiento recibimos un mensaje por Instagram de Emilia, una mujer de origen polaco que formaba parte del proyecto WOMEN SPORTS, de la ONG en Grecia: HABIBI.WORKS. Esta organización se encarga de ofrecer un espacio de múltiples actividades para las personas refugiadas del campo de Katsikas, desde talleres de madera y metal, hastaun taller de bicis, costura e informatica. Emilia habia comenzado un proyecto con una mujer jordana, Iman Namiz, que debido a la demanda de las mujeres del campo pidiendo actividades deportivas , vieron una necesidad de acercar el deporte a estas mujeres. Aqui nace el proyecto Women Sports.  Aunque poco a poco el deporte fue calando entre las personas del campo y se abrio a todos los solicitaste de asilo. Emilia que es una fanática de la montaña y de la escalada al mismo tiempo, y llevaba tiempo pensando en cómo podría acercar este deporte a las personas refugiadas de Katsikas, por lo que no pudo resistirse a proponernos la posibilidad de realizar un proyecto en HABIBIWORKS. Claro estaba que nosotros no íbamos a decir que no, éramos conscientes de lo mucho que podíamos ofrecer al contexto en cuestión y no íbamos a quedarnos de brazos cruzados.

     

    Llegó el momento de retomar las riendas y empezar a darle forma al proyecto.

    La iniciativa de realizar actividad física en el campo llevada a cabo por el actual HABIBI AND SPORT WITH REFUGEES (pasado WOMEN SPORTS), contaba con una necesidad primordial: un espacio donde poder realizar ejercicio resguardados de la lluvia y el sol. Conociendo esto, decidimos realizar una infraestructura techada con un rocódromo en su interior. De esta forma se podría hacer boxeo, danza, fitness, kickboxing y yoga, al mismo tiempo que conocer y practicar la escalada. Deporte a través del cual se buscará generar comunidad entre las personas refugiadas del campo, y de ellos con los locales del Norte de Grecia.

    El resto de la preparación quizá ya lo conozcáis de nuestro proyecto anterior: planos, donaciones de material, vuelos, estancia y recaudación de fondos. En este último aspecto tuvimos que hacer un gran hincapié, esta vez no iba a bastar con unos pocos euros. Para ello, pusimos camisetas Maika’i a la venta, dimos ponencias en distintos centros y abrimos un crowdfunding. Pero no creo que sea justo para el lector que me ponga a detallar cada uno de los trámites necesarios para realizar un proyecto como este, así que vamos con nuestra llegada a Grecia.

  • conoce el terreno e instátale

    Cuando llegamos a Grecia pasamos una noche en Atenas y al día siguiente pusimos rumbo a Ioanina, donde pasaríamos tres días de cuarentena obligatorios para poder empezar a trabajar en Habibi Works. Aquellos tres días se nos hicieron eternos, nos sentíamos como leones encerrados en una jaula, con unas ganas inmensas de empezar el trabajo. Menos mal que teníamos un jardín en la casa en que nos hospedamos.  Pasábamos el tiempo repasando los planos y cómo íbamos a actuar, aunque como en todo los proyectos de este tipo, nada sigue su curso establecido y tienes que improvisar. También hacíamos mucho deporte para matar el rato, algo que nos encanta, y sobre todo, reírnos mucho pues de eso se trata, pasarlo bien mientras haces lo que más te gusta. Cuando acabaron los tres días nos acompañaron a lo que sería nuestra casa durante ese mes, la llamaban “Dodo”. Era un piso en medio de la ciudad de Ioannina que compartían con otra ONG, Second Tree, la cual impartía clases de inglés para los refugiados en las instalaciones de Habibi Works. Después de conocer a las doce personas que vivían en aquel piso (cada cual de un país diferente) y dejar nuestro equipaje, pusimos rumbo a nuestro nuevo lugar de trabajo. Al llegar a Habibi era como si ya hubiésemos estado allí, habíamos visto tantas fotos del lugar y explicado en nuestras charlas la función que desempeñaba esta organización que ya nos resultaba todo familiar, incluso algunas de las personas que trabajaban allí, ya que habíamos hecho tantas videollamadas en las que hablábamos sobre el proyecto que íbamos a iniciar. Después de las presentaciones nos enseñaron el lugar donde íbamos a construir el rocódromo. Nos quedamos sorprendidos porque como ya hemos contado anteriormente, por mucho que planees las cosas nada sale como estaba previsto. El lugar donde íbamos a construir tenía que estar supuestamente delineado, nivelado y con los materiales preparados para poder empezar a construir la base directamente. Pues no fue así: la hierba nos llegaba hasta las rodillas, así que en un momento de visto y no visto apareció Manolo con la podadora y empezó a cortar el césped y nosotros como buenos peones detrás de él siguiendo sus instrucciones. Después de podar el césped caía la tarde y  era la hora de cerrar las instalaciones de Habibi. Nos invitaron a participar en una clase de boxeo con las personas del campo, y qué mejor manera que involucrarse con la comunidad que hacer deportes juntos. Allá que fuimos, a una explanada al lado del campo y sin conocernos nos metimos en aquel corro de personas a seguir la clase del entrenador. Fue nuestro primer contacto con las personas solicitantes de asilo, y la verdad que era fácil pensar en la buena fortuna que tenemos, ya que perfectamente podríamos ser nosotros esas mismas personas que se encuentran lejos de su casa y sin lugar a donde dirigirse.

  • vamos por partes

    Una vez ubicados en lo que iba a ser nuestra ciudad durante el próximo mes, sabíamos perfectamente lo que tocaba. Nuestra experiencia en Uganda nos decía que era el momento de ponerse manos a la obra, en su sentido más literal.

    Esta vez fueron más semanas dedicadas a la construcción. Durante estas 2 semanas y media despejamos la zona de malas hierbas, nivelamos el suelo, realizamos una cimentación de hormigón armado, soldamos los pórticos, los levantamos y soldamos a la base, techamos la estructura principal y nos pusimos con la estructura  interna que daría la inclinación correspondiente a los distintos sectores de rocódromo.

    Al mismo tiempo que llevábamos a cabo las tareas ya citadas, dedicamos tiempo al tratamiento necesario para los listones de madera dónde irían las presas de escalada: agujeros para los tornillos de las presas con su posterior toque del avellanador para eliminar las astillas y dejarlos listos para el paso de los tornillos; y capa de imprimación y pintura para proteger la madera de las inclemencias del tiempo. Un amplio equipo de personas del campo llevaron a cabo el proceso de pintura de la cara interior del rocódromo. La verdad que no hay más que verlo para darse cuenta de que hicieron un ¡muy buen trabajo!

     

    Una vez terminado todo el proceso de construcción, llegó uno de los momentos más esperados de esta primera etapa de crear la instalación: ¡llegó el momento de equipar!

    Varias sesiones de creación de rutas y retos en la pared nos brindaron la oportunidad de compartir ideas, gestos corporales, trucos a la hora de equipar y muchas risas y motivación COMPARTIDA, porque si hay algo que este deporte ofrece a todo aquel que lo practica, es la posibilidad de compartir la experiencia con el compeañer@. Escalador y asegurador se encuentran siempre en el mismo barco, y de los dos depende salir airosos del encuentro.

  • un objetivo mas humanitario

    Esta primera fase imprescindible en ambos de nuestros dos primeros proyectos, te brindan un amplio abanico de aprendizaje dentro del campo de la construcción: manejo de herramientas, conocimiento de materiales, capacidad analítica y de resolución de problemas… y hasta el momento, es una fase con la que cada uno de nosotros se ha sentido gratamente agradecido de poder formar parte de ella. Pero al fin y al cabo, no deja de ser más que el inicio de un camino hacia un objetivo mayor, más humanitario.

    Ahora era el momento de empezar a enseñar el deporte de la escalada a todas aquellas personas que quisieran darle una oportunidad. Durante las dos semanas restantes de nuestra primera visita a Katsikas, realizamos clases de escalada para mujeres, para hombres, mixtas, para hijos, para madres, para padres, para los más peques… bueno, esta última no fue posible en aquel momento, pero sigue leyendo y verás que tarde o temprano todo se consigue.

    Además de las clases en el rocódromo, queríamos llevar la experiencia a su escenario natural, a la montaña. Con este propósito realizamos varias salidas a roca tanto para hacer bloque, como para testearse frente a las alturas en la modalidad de vía. En esta segunda modalidad, además de familiarizarlos  con el material de vía: arnés, cuerda, cintas express, dispositivo de seguridad; les hicimos ver cómo se chapa, cómo se monta un Top, cómo se asegura…

    En muy poco tiempo fuimos partícipes de un hecho: la fuerza con la que este deporte une a las personas y crea comunidad. En nuestra despedida un grupo de personas que hace apenas dos semanas no se conocían entre sí, se encontraban juntos diciéndonos adiós y deseándonos lo mejor.

  • UN LUGAR DE APRENDIZAJE Y COMUNIDAD A TRAVÉS DE LA ESCALADA

    En la actualidad, la instalación techada con rocódromo en el interior conocida como BURO BALA (tira para arriba) sirve de espacio techado para la realización de numerosas actividades deportivas tales como boxeo, yoga, fitness, danza, etc. Todas ellas actividades pertenecientes al programa de HABIBI AND SPORT WITH REFUGEES (instagram: habibiandsportwithrefugees)  Las personas buscadoras de asilo tienen un lugar donde, a pesar de las inclemencias meteorológicas, pueden seguir reuniéndose para realizar actividad física de todo tipo.

    Desde nuestra primera actuación allí, han seguido acudiendo al proyecto voluntarios de gran valor y corazón, así como más miembros del equipo Maika’i con la intención de cumplir nuevos objetivos y alcanzar algunos de los planteados desde sus inicios. Gracias a esta continuidad del proyecto se han realizado competiciones en el rocódromo con distintos premios, se han llevado a cabo salidas a roca con cierta periodicidad, se ha cubierto la instalación por sus laterales de manera que ahora es un lugar totalmente indoor (cortesía de una ONG alemana), los más peques han podido escalar durante el Kids Day, se han impartido clases relacionadas con el nudo “doble ocho” y el uso del dispositivo de seguridad, se ha formado a personas refugiadas como profesores de escalada y se ha hecho una competición de escalada entres personas refugiadas y locales de la zona. Esta última hazaña nos acerca un paso más en dirección a unos de los objetivos primordiales de Buro Bala: crear comunidad entre personas refugiadas y locales de la zona.

Porque una imágen vale más que mil palabras.
Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad